Un anciano carga a duras penas un objeto más grande que él. Entra en su casa, pero en un descuido se deja la puerta abierta. En la cocina su mujer canturrea mientras prepara una tarta para celebrar los cincuenta años de matrimonio.
Un yonki medio lelo, incapaz de encontrarse la vena, ve la puerta de la casa abierta y decide entrar. El anciano enciende la tele.
El león de la Metro. Quo Vadis. Todos los caminos llevan a Roma.
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